La piel está compuesta por tres capas principales. La hipodermis, también conocida como tejido subcutáneo, es la más profunda. Se trata de una capa de tejido graso que aísla el cuerpo de las temperaturas extremas y almacena energía (de hecho, el tejido subcutáneo contiene la mitad de la grasa corporal).Esta capa también contiene tejido conjuntivo flexible, que la ayuda a unirse a los músculos y huesos subyacentes.
La capa intermedia es la dermis, y se compone sobre todo de tejido conjuntivo denso para dotar a la piel de estructura. También contiene glándulas sebáceas y sudoríparas, folículos pilosos, nervios y vasos sanguíneos. La dermis contiene una proteína llamada colágeno, que contribuye a la flexibilidad y la resiliencia de la piel.
La epidermis es la capa exterior y la más fina de las tres. Además de regular la pérdida de agua transdérmica —que explicamos más detalladamente a continuación—, su función de barrera ayuda a blindar el cuerpo frente al calor y al frío, la radiación ultravioleta, la contaminación y los microorganismos patógenos que puedan causar enfermedades o infecciones.