Cómo limpiar la cara

Rituales diarios

La importancia de la limpieza

El simple hecho de limpiar es la base de toda rutina facial saludable. La piel es nuestra conexión y nuestra frontera con el mundo. Nos protege del sol, del calor y de la luz, y se cura y renueva continuamente. Es a la vez increíblemente resistente y delicada, por lo que requiere una limpieza suave, seguida de nutrición e hidratación. Para limpiar nuestra piel en profundidad y devolverle los cuidados que nos ofrece, primero debemos conocer sus necesidades específicas, determinar cómo reacciona a los factores externos y elegir el limpiador adecuado.

Anatomía de la piel

La limpieza contribuye al proceso de renovación de la piel al eliminar la suciedad, las bacterias, el exceso de sebo y los contaminantes. La piel es un órgano complejo: un solo centímetro cuadrado está compuesto por una media de 100 glándulas sudoríparas, 15 glándulas sebáceas y 230 receptores sensoriales, como una urbe superpoblada cuyos habitantes tienen sus propias funciones. El buen funcionamiento de la piel depende de la cooperación entre los distintos elementos.

La epidermis

De las tres principales capas de la piel, la epidermis es la exterior. Su función esencial es protegernos frente a un sinfín de agresores externos como la luz, el calor, las bacterias y la contaminación.

El estrato córneo

Se trata de la capa superior de la epidermis, cuyo espesor es apenas una sexta parte del grosor de una hoja de papel y conforma la barrera protectora de la piel. Imagina una pared de ladrillos. Los ladrillos son las células (llamadas «corneocitos») que nos protegen, y la argamasa que las mantiene unidas son grasas naturales llamadas «lípidos».

El manto hidrolipídico

Es un elemento que recubre el estrato córneo, crucial para retener el agua en la piel. Puede verse alterado por factores ambientales como el frío, la climatización extrema o una limpieza excesiva, que provocan sequedad o irritación.

Glándulas sebáceas

Estas glándulas producen sebo, un aceite natural fundamental que alimenta el manto hidrolipídico para hidratar y proteger la piel. La piel grasa es consecuencia de unas glándulas sebáceas hiperactivas. Además de la predisposición general a producir grasa en exceso, diversos factores hormonales y ambientales pueden sobreestimular estas glándulas, así como el uso de productos de limpieza agresivos que dejan la piel desprotegida.

Elegir un limpiador para cada tipo de piel

El «tipo de piel» resume todas sus funciones: cuánto sebo produce, cómo regula la capa lipídica protectora y cómo reacciona a factores externos como el calor y la sequedad, el ejercicio, la alimentación y el estrés. En Aesop, abogamos por el uso de fórmulas de limpieza suaves y adaptadas a cada tipo de piel y a sus distintas necesidades.

La piel seca y sensible requiere una limpieza suave para evitar eliminar el manto hidrolipídico o irritar el estrato córneo. En cambio, para la piel grasa recomendamos un limpiador que elimine el exceso de sebo y mantenga el equilibrio sin dejar la piel desprotegida, ya que eso puede hacer que las glándulas sebáceas reaccionen produciendo aún más sebo. Por su parte, la compleja dualidad de la piel mixta requiere una limpieza eficaz de las zonas grasas sin exacerbar las zonas secas. Para la piel normal, recomendamos una limpieza suave pero efectiva que mantenga el equilibrio. En nuestra Guía sobre los tipos de piel, encontrarás información detallada sobre el método de Aesop para cuidar cada tipo de piel.

A la hora de elegir un limpiador, escoge una fórmula y una textura que satisfagan las necesidades de tu piel.

Leche limpiadora de acción suave

La leche limpiadora Gentle Facial Cleansing Milk, la predilecta de quienes prefieren una textura ligera y refinada, está enriquecida con ingredientes que nutren la piel para ofrecer una limpieza excepcionalmente suave a la vez que profunda sin restarle hidratación. Es adecuada para muchos tipos de piel, sobre todo para piel seca y sensible.

Crema limpiadora para la piel seca, climas fríos y los meses de invierno

La crema Purifying Facial Cream Cleanser, adecuada para piel seca o muy seca, está enriquecida con arcilla blanca para eliminar las impurezas y con ingredientes vegetales ricos en ácidos grasos para una limpieza suave sin espuma, dejando la piel suave y elástica.

Aceites limpiadores para eliminar el maquillaje y la suciedad de forma suave y eficaz

Los aceites emolientes desintegran los componentes lipídicos del maquillaje, del sebo y de la suciedad, eliminándolos al instante. A pesar de la creencia de que los productos a base de aceite solo son aptos para las pieles secas, los aceites limpiadores pueden ayudar a las pieles grasas a equilibrar la producción de sebo. Aesop ofrece dos aceites limpiadores: Parsley Seed Facial Cleansing Oil, una fórmula a base de aceite, pero hidrosoluble, adecuada para la limpieza diaria la cara, y Remove, compuesto íntegramente por aceites y formulado para disolver el maquillaje de la delicada piel del contorno de los ojos.

Geles limpiadores: limpieza profunda para varios tipos de piel

Por naturaleza, los geles limpiadores suelen contener una cantidad de surfactantes algo mayor que los aceites, las leches o las cremas, por lo que son más adecuados para una limpieza profunda y estimulante, sobre todo en los meses de verano, cuando puede aumentar la producción de sebo. Los geles limpiadores Aesop, formulados para limpiar a fondo sin secar la piel, tienen carácter y textura propios.

Rutinas y rituales

Cada cual tiene sus costumbres —y algún que otro desliz— en el cuarto de baño, así como determinadas preferencias a la hora de cuidar la piel. Sin embargo, aquí dejamos algunas recomendaciones.

Cuándo limpiar la cara

En esencia, la limpieza es un ritual sencillo: dos veces al día, se humedecen las manos o la cara, se aplica un producto limpiador y se aclara. Para complementar esta rutina de mañana y noche, recomendamos llevar a cabo una limpieza profunda con un exfoliante o una mascarilla dos veces por semana. Y, si bien conviene utilizar productos suaves, también es muy importante la constancia para purificar la piel y mantener el equilibrio.

Temperatura del agua

Recomendamos lavar la piel con agua fresca o tibia en el lavabo, ya que resulta práctico y calmante. El agua de la ducha suele estar demasiado caliente para la cara, lo cual puede causar sequedad o mayor sensibilidad.

Si acostumbras a hacer la limpieza facial mientras te duchas, aplica el producto antes de entrar y ajusta la temperatura del agua para que esté fría o templada cuando te enjuagues la cara. Por favor, evita guardar los limpiadores Aesop en la ducha, ya que la combinación de agua, cristal y desnudez presenta riesgos evidentes.

Fórmulas para eliminar el maquillaje

Remove es un producto a base de aceite para desmaquillar la delicada piel del contorno de los ojos. Viértelo sobre un algodón empapado y deslízalo con cuidado por la zona de los ojos, deja que se disuelva el maquillaje y retira los restos. Otra forma de hacerlo es añadiendo unas gotas de desmaquillante a tu limpiador Aesop para limpiar y desmaquillar al mismo tiempo.

Para eliminar el maquillaje de todo la cara con Parsley Seed Facial Cleansing Oil, evita emulsionarlo antes de aplicarlo. Con las manos y la cara secos, frota una cucharadita de limpiador entre las manos, aplica el producto por la cara y el cuello, y aclara.

La leche limpiadora Gentle Facial Cleansing Milk y la crema Purifying Facial Cream Cleanser también facilitan la eliminación del maquillaje. Aunque no son a base de aceite, contienen aceites emolientes que disuelven el maquillaje de forma eficaz, además de surfactantes suaves que ayudan a retirarlo de la piel. Aplica un poco de producto en un disco de algodón empapado, deslízalo por la cara y el cuello y aclara con agua abundante.

Modelo limpiándose la cara con un disco de algodón

Limpieza profunda para cuidarte a fondo

Dos veces por semana, complementa tu ritual diario con una limpieza en profundidad, utilizando un exfoliante o una mascarilla. Si bien los limpiadores diarios renuevan la superficie de la piel, es necesario llevar a cabo una limpieza profunda periódicamente para eliminar las células muertas, el exceso de grasa y la suciedad de los poros.

Exfoliantes faciales y mascarillas limpiadoras

Los exfoliantes faciales contienen abrasivos suaves que alisan la piel, eliminan las células muertas y preparan la cara para la hidratación. Aplícalos dos veces por semana por separado, en lugar de tu limpiador Aesop, o mezclándolos, para renovar la piel.

Por su parte, las mascarillas aportan una limpieza profunda que purifica la piel, elimina las impurezas y despeja los poros. Las mascarillas Aesop, enriquecidas con extractos vegetales nutritivos, limpian de manera exhaustiva a la vez que atienden las necesidades de la piel.

Cuándo modificar la rutina

La gama de limpiadores faciales Aesop está minuciosamente formulada para satisfacer las distintas necesidades según el tipo de piel, la rutina y el entorno. Puesto que la piel reacciona a las condiciones climatológicas, algunas fórmulas son más adecuadas para tratar los distintos niveles de sequedad, grasa, obstrucción o deshidratación.

Cambios estacionales

Cuando aumentan las temperaturas y la humedad, la piel puede transpirar y producir más sebo, formando obstrucciones y una película de grasa. En tales condiciones, conviene utilizar un limpiador estimulante en gel para refrescar la piel y limpiarla en profundidad.

En los meses más fríos, la piel pierde más agua debido al viento y a la baja humedad, por lo que puede secarse o irritarse. En ese caso, lo ideal es recurrir a fórmulas suaves en formato crema, aceite o leche para limpiar la piel con delicadeza sin despojarla de la hidratación que tanto necesita.

Fluctuaciones internas y externas

La piel es un órgano complejo, íntimamente relacionado con el bienestar interior y con el entorno que nos rodea. Su estado se ve afectado por la calidad del aire, la humedad, la contaminación, el sueño y el descanso, la salud y la medicación, la alimentación, la hidratación, la genética y el paso del tiempo, lo cual hace necesario adaptar la rutina facial en consecuencia.

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Tres frascos ámbar de fragancias colocados entre los pliegues de un tejido de color terroso.
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